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Mi blues particular

Cine

La locura del FBI televisivo

Me estoy metiendo en camisas de once varas pero bueno, me apetecía escribir sobre esto. Yo creo que todos nos acordamos de ver de pequeños series como Canción Triste de Hill Street (o al menos la banda sonora), Corrupción en Miami o Calles de San Francisco con Michael Douglas. El tiempo ha avanzado y con ello las tecnologías y las series de televisión. Pocos son los reductor donde siguen apareciendo los policías tal y como eran: Policías de Nueva York y alguna más que ahora no logro recordar. Pero a lo que iba, la tecnología y William L. Petersen hicieron que esto se convirtiera en un nuevo boom televisivo.

Empezaba así en el 2001 una serie que marcaría una época CSI: Las Vegas. Proyecto encabezado interpretativamente por William L. Petersen, Marg Helgenbergen (la más conocida por Erin Brokovich y 2 Polis Rebeldes, Gary Dourdan, George Eads y Jorja Fox. No voy a entrar a valorar lo que es la serie en sí porque tampoco quiero profundizar en exceso en ello en este artículo y porque todos sabemos más o menos como es esta serie. Sin embargo, establecieron un canon preestablecido para toda serie: actor famoso como protagonista principal, FBI, tecnología...



Así entra en escena el productor de los productores: Jerry Bruckheimer con dos series. Mientras tanto la CBS sigue en su línea y contrata a Peter Caruso, uno de los jefazos de Policías de New York para ser el jefe del CSI de Miami junto a Emily Procter, Adam Rodríguez, Khandi Alexander y Rory Crochane. Esta es una serie que me gustaría ver en versión original, porque no sé a vosotros que estáis leyendo esto, pero el doblaje de Peter Caruso me echa para atrás la mayor parte de las veces.



Y decíamos que entraba Jerry Bruckheimer en el asunto y con ello también aparece la guerra en España con la aparición de sus series en otras cadenas televisivas aparte de Tele5. Llega Sin Rastro a Antena3, mal publicitada y explicada y no consigue los datos de share necesarios. La quitan de parrilla y aparece este verano consolidándose como una serie con la calidad que verdaderamente tiene y siguiente también la táctica CSI, con Anthony LaPaglia de jefe de la escuadra policial. Esta nueva serie tiene como historia la de un grupo de policías establecidos en la brigada de secuestros y con unos guiones que en algunos casos están muy currados y sin caer en pifias frecuentes, poco, pero frecuentes al fin y al cabo en CSI. Le acompañan Mary Jean Baptiste, Poppy Montgomery, Enrique Murciano y Erick Close.



Y este verano, otra cadena entraba en competencia con Antena3. Era TVE con Caso Abierto. Una serie que cambiaba un poco el canon preestablecido, porque a pesar de que el jefe de la birgada es un hombre, este casi ni aparece. Digamos que cumple un rol parecido al de Carter en Expediente X. Por lo que el protagonista principal es Lilly Rush, una mujer. Realmente es algo conocida por apariciones en Minority Report o Paycheck, pero su rol femenino quizá rompe con lo establecido hasta el momento. Esta serie me parece un poco más rocambolesca y en algún momento puede llegar a cansar pero no está mal para pasar el rato. Mejor que O.C. o como se llame desde luego.



Y ahora ya lo nunca visto. A la CBS se le está yendo la pinza a velocidad sideral. Ha llegado: ¡¡¡¡CSI: New York!!!! con Gary Sinise (el herido de guerra de Forrest Gump) a la cabeza. Tardaremos poco en verla por aquí imagino, pero creo que se están cargando la gallina de los huevos de oro. Deberían de ir despacio y con buena letra.

Farenheit 9/11

El mundo ha cambiado. De eso no hay duda. Como lo indica que las nuevas generaciones vayamos a relacionar Farenheit a partir de ahora con el documental de Michael Moore y una medida de precisión antes que pensar en la película de François Truffaut en la que cambiaba el "9/11" por un 455. Aparte de que el protagonista no deja de ser más siniestro y de tener más aspecto de simio que los monos antiminas que Marruecos ofertaba a EEUU para la "Operación: Justicia verdadera". No deja de ser la mejor de las realidad el momento en la guardería cuando Bush tras saber que las dos Torres Gemelas han sido alcanzadas por los aviones secuestrados se dispone a leer el libro infantil (lo único que puede entender su dura mollera "Mi mejor amigo: la cabra". No deja de ser curioso, y gracioso a la vez.

Los documentales de Michael Moore no es que me parezcan los mejores documentales que te puedas encontrar. La explicación a ello es que son documentales destinados a americanos. Y como la mayor parte de películas yankis vienen con todo masticado y sin poner nada complicado que pueda necesitar una explicación excesiva. Por eso quizá a todos nos haya gustado "Bowling for Colombuaine". Porque era un tema que conocemos de pasada, y nos dejaba bien clara la realidad del tema. Como curiosidad recordar que estaba dedicado al hermano de Mateen Cleaves (el ex jugón de Michigan), amigo personal del propio Moore.

El documental no deja de ser una sucesión continua de datos que avalan la realidad de la Administración Bush y arruina la imagen que tienen algunos, yo al menos hace tiempo que la he perdido, de que la democracia americana es la mejor por ser la más antigua del mundo. Que sea la democracia más antigua del mundo está por ver (habría que ver como definen lo que sucedió tras la revolución inglesa del XVI y Locke) y que por eso sea un símbolo ya me parece muy triste. Los americanos lo que están es quedándose anclados en el pasado con su monotonía y el estúpido sueño americano con ideas tales como intentar inscribir una enmienda en la Constitución contraria a los matrimonios homosexuales (menos mal que los senadores demócratas se han reido en la cara de Bush al rechazarla).

Yo más allá del documental en sí, que no dejan de ser cosas que hemos visto y leido a lo largo del año a pesar de que aporta nuevas imágenes sobre la guerra conseguidas al parecer por freelance contratados por el propio Moore, me quedo con la imagen del inicio. Es increible que en un país como EEUU, abanderado de esa democracia de la que hablan, los afroamericanos (como representantes de las "minorías") no consigan que se investiguen las votaciones para presidente de su país porque ningún senador les avale. Triste, patético, vergonzoso son algunos de los adjetivos que se me ocurren ante este hecho. Me ha recordado esta semana lo que ví en la convención demócrata. No sé si soy un bicho raro pero generalmente los políticos americanos me producen un sentimiento de pasotismo exagerado. Que no me creo lo que dicen. Quizá en algún momento Clinton, y sobre todo Al Gore, que me parece un crack en todos los sentidos, y un gran presidente perdido en el camino. Sin embargo, esta semana he visto a Barack Obama, un americano de Illinois candidato a Senador en las próximas elecciones e hijo de un keniata y una estadounidense. Me parece un político cuasi perfecto para cualquier cargo, pero vistas como están las cosas estoy por asegurar que nunca llegará a ser ese primer presidente afroamericano de pura cepa que toda la comunidad negra sueña desde los tiempo de Martin Luther King. Es la realidad de un país que nos venden como abanderado del término democracia, y que no deja de ser un chiste de mal gusto.